Fraude científico y crisis de confianza
Uno de los temas más urgentes es el del fraude científico. Aunque los casos más resonantes suelen provenir de instituciones del norte global, los efectos de estos episodios afectan a toda la comunidad científica, sin distinción geográfica. El problema no es solo el daño que un caso de fraude puntual puede producir, sino la erosión progresiva de la confianza pública en la ciencia. En América Latina, donde la legitimidad de las instituciones científicas es más frágil y donde los recursos destinados a la investigación son escasos, este daño simbólico puede ser aún más profundo.
Consideramos significativo no alentar una lógica productivista —alentada por rankings, métricas y competencias— que termina favoreciendo entornos donde el fraude puede prosperar: presión por publicar, falta de revisión rigurosa, reproducción automática de papers sin verdadero aporte. Los editores tenemos la responsabilidad de romper con esa lógica, aunque sea parcialmente, apostando por la calidad más que por la cantidad, y fomentando un vínculo de responsabilidad compartida con los autores.
Un caso paradigmático para pensar los límites de la validación editorial fue el del físico Alan Sokal, quien en 1996 logró que una revista académica de estudios culturales publicara un artículo deliberadamente incoherente y pseudocientífico como experimento de crítica al relativismo académico. Aunque no se trató de un fraude en el sentido tradicional, el episodio —conocido como el “affaire Sokal”— reveló con crudeza los puntos ciegos de ciertos sistemas editoriales y sigue siendo una referencia obligada en debates sobre integridad y rigor en la publicación científica.
Inteligencia artificial: oportunidad, amenaza, síntoma
La irrupción de herramientas de inteligencia artificial generativa ha transformado en muy poco tiempo la manera de redactar, revisar y evaluar textos científicos. La posibilidad de producir manuscritos bien redactados —aunque vacíos de originalidad o evidencia— plantea un desafío nuevo. ¿Cómo verificar la autoría real de un texto? ¿Qué papel desempeña la creatividad, la ética y la intención en un trabajo producido o corregido por algoritmos?
No se trata de rechazar la IA sino de establecer marcos claros y éticos para su uso, declarando el uso de modelos generativos, identificando su influencia en el contenido y distinguiendo claramente entre asistencia técnica y autoría intelectual. En América Latina, el riesgo es doble: quedar excluidos del desarrollo tecnológico y, al mismo tiempo, ser usuarios pasivos de sistemas que replican visiones ajenas a nuestras realidades clínicas, epidemiológicas y sociales.
La necesidad de un nuevo pacto editorial
Ante estos escenarios, creemos que se vuelve urgente repensar la función de las revistas científicas. Ya no alcanza con ser filtros de calidad técnica. Necesitamos ser espacios de pensamiento crítico, de producción situada, de conversación colectiva. Editar, en este sentido, es también cuidar: cuidar el lenguaje, cuidar la veracidad, cuidar el vínculo con la comunidad lectora.
Desde el Sur, este cuidado se multiplica, ya que es fundamental abordar los problemas propios a partir de marcos teóricos que se enfoquen en epistemológias regionales. Publicar desde aquí implica validar otras metodologías, otras formas de narrar la clínica, otros modos de pensar la evidencia. Y eso también debe reflejarse en nuestras políticas editoriales.
Conclusión: editar como gesto político y clínico
Editar ciencia hoy es un acto político. Y hacerlo desde América Latina es también una forma de resistencia: contra el extractivismo de datos, contra la homogeneización epistémica, contra el olvido de lo singular. La inteligencia artificial, el fraude, la desigualdad en el acceso a la publicación, no son temas técnicos. Son dilemas éticos. Y debemos enfrentarlos con criterio, pero también con imaginación, con pensamiento crítico y con compromiso con nuestras comunidades.
Si algo hemos aprendido en estos tres años, es que la edición científica no es solo una tarea técnica o académica. Es, sobre todo, una forma de estar en el mundo. Y en este mundo —tan distinto de aquel de hace apenas tres años—, ese estar requiere decisión, cuidado y una ética clara.