Un relato de experiencia es una narración en la que se describe y se reflexiona sobre una vivencia en particular, que busca compartir los aspectos más significativos, los aprendizajes obtenidos, los desafíos enfrentados, las emociones, y/o las reflexiones surgidas durante el proceso/ recorrido. Su escritura y edición ayudan al profesional a reconstruir y a darle un nuevo significado a lo vivido, reconfigurando su sentido, y generando otros nuevos1. Según Fernández y cols. “dan cuenta de la mirada de quien relata, y favorecen comprender de una nueva manera”2.

En Ciencias de la Salud, un relato de experiencia tiene el potencial de convertirse en una publicación científica de valor, estructurándose como un artículo académico que podría seguir el formato IMRaD3, pero con un enfoque más reflexivo (Tabla 1). Esto implicaría incluir no solo la descripción de la experiencia en sí misma (p. ej., qué, quién/es, cómo, cuándo y dónde en la sección Metodología/Métodos), sino también el análisis interpretativo de los Resultados (p. ej., contexto organizacional, fundamentación de toma de decisiones, lecciones aprendidas, barreras en la implementación, etc.), y la discusión de las implicaciones en salud. En este sentido, vale la pena mencionar las diferencias existentes entre estas dos producciones (Tabla 1): relato de experiencia e investigación (habitualmente presentada como “artículo original”). Son complementarias: mientras la investigación busca responder preguntas con evidencia sistemática y resultados preestablecidos, el relato es una forma valiosa de producción de conocimiento desde la práctica, basado en una mirada crítica y humana sobre lo vivido.

Existen diferentes categorías:

  • Educativas. Aquellos en los que se describe y reflexiona sobre un proceso de enseñanza-aprendizaje en diferentes contextos educativos (p. ej., estudiantes de grado, posgrado, residencias y fellows). Deberían conectar con marcos teóricos y prácticas/técnicas pedagógicas, o relatar nuevas metodologías de enseñanza4. Por ejemplo, la experiencia de enseñanza virtual en investigación del Servicio de Clínica Médica5 , o la experiencia del profesional de enfermería en relación con el estudiante durante su práctica formativa6.
  • Asistenciales. Aquellos en donde el personal sanitario (p. ej., equipo médico, de enfermería, de psicología, etc.) describen y reflexionan sobre una vivencia ocurrida durante atención/cuidado de/con pacientes. Deberían proporcionar una visión más humana y empática de la atención sanitaria, más allá de los aspectos técnicos/clínicos, y reflejar las interacciones y las decisiones que se tomaron. La atención centrada en la persona y la toma de decisiones compartidas contribuyeron al auge de la medicina narrativa7 . Por ejemplo, la creación de un teletriaje dermatológico para interactuar con la central de emergencias8.
  • De gestión sanitaria. Se centran en la organización, planificación y toma de decisiones que impactan en la prestación de servicios de salud en una institución (p. ej., hospital, centro de salud). Son aconsejables para difundir proyectos y/o programas, mientras que incluyan estrategias de gestión de recursos humanos, logísticos-operativos, y de comunicación. Por ejemplo, la reestructuración necesaria de una guardia externa durante la pandemia COVID-199.

Estos relatos van más allá de un simple registro de hechos, ya que –a través de las percepciones de los autores– reconstruyen tanto datos cuantitativos (p. ej., número de involucrados, características basales de participantes) como cualitativos (p. ej., emociones, sensaciones)10. La redacción tiene un lugar importante en la formación profesional continua denominada aprendizaje experiencial, un enfoque que se fundamenta en la idea de que la experiencia personal y la reflexión sobre lo vivido son esenciales para la construcción del conocimiento y las competencias blandas (p. ej., escucha activa, comunicación clara y empática)11.


ORÍGENES


La documentación narrativa en salud (de historias, casos, ejemplos, testimonios) se puede utilizar para transmitir información fácilmente comprensible y memorable12, y está inspirada en los aportes de la investigación interpretativa y narrativa de Ciencias Sociales. Se la vincula a la investigación cualitativa y va tomando cada vez más lugar en el marco de gestión sanitaria, salud pública y colectiva13. No solo recopila datos clínicos o diagnósticos, sino también tiene en cuenta vivencias, emociones y percepciones, tanto del paciente como del equipo profesional. Están dotadas de singularidades influidas por cuestiones contextuales (p. ej., geográficas, culturales, históricas), y existe un creciente reconocimiento en incorporarlas en la formulación de políticas públicas, como un componente importante de la base de evidencia requerida para informar los procesos complejos12.



Tabla 1.Diferencias entre relato de experiencia e investigación

¿CÓMO ESCRIBIR UN RELATO DE EXPERIENCIA?


Un relato de experiencia implica narrar de manera clara y reflexiva una vivencia significativa que hayas experimentado. El primer paso indiscutido es identificarla y definir el propósito. Para esto, habrá que preguntarse: ¿por qué? ¿qué tiene de valioso para compartir/enseñar?

La estructura académica podría seguir el formato IMRaD3, o ser más flexible y abierto (según las normas editoriales de cada revista). Como puede observarse en la tabla 2, este esqueleto-guía incluye una “Introducción” que presenta el contexto de la experiencia (¿cuál fue el disparador?), breve reseña del estado de conocimiento actual, y explicita el objetivo. En “Métodos” se describe el proceso: cómo se desarrollaron los eventos, cómo interactuaste con las personas, incluyendo los pasos o las decisiones que tomaste o los enfoques que usaste para enfrentar la experiencia, sin olvidar ventana temporal y lugar. En “Resultados” describes los resultados de tu experiencia, incluyendo logros, dificultades o desafíos que surgieron durante la implementación. En esta sección se reflexiona sobre cómo las acciones y decisiones afectaron el desarrollo. En “Discusión” se reflexiona sobre lecciones aprendidas, cómo se puede aplicar ese aprendizaje en situaciones futuras, el efecto/impacto de la experiencia en tu desarrollo profesional. Indudablemente, debería contener interpretaciones y conexiones con experiencias previas o con marcos conceptuales relevantes (p. ej., similitudes, diferencias).

Puede considerarse incluir elementos visuales como figuras, gráficos y tablas. Estos elementos son la forma más rápida de comunicar grandes volúmenes de información compleja, que sería complicado y largo de explicar en un texto narrativo. Son importantes para atraer a los lectores, ya que muchos de ellos mirarán solo esos elementos visuales.

Se recomienda una escritura clara, entretenida y fácil de leer; mantener la coherencia en las narrativas, e identificar y explicitar los posibles sesgos. En este tipo de escritos, aparece lo que se llama “sesgo narrativo”, un error sistemático que parte de nuestra forma de ver la realidad. Esto puede ocurrir por ser el investigador quien cuenta su propia experiencia, no es intrínsecamente malo, sino una tendencia, inclinación o prejuicio a favor o en contra de algo. Existen algunas estrategias orientadas a minimizarlos, como discutir interpretaciones con otros actores involucrados o colegas y reflexionar sobre los posibles sesgos introducidos por uno mismo14.


¿CÓMO PUBLICAR UN RELATO DE EXPERIENCIA?


En primer lugar, puede considerarse una publicación siempre que se cumpla con los criterios establecidos o normativa de las revistas científicas que aceptan este tipo de artículos. Aunque es una experiencia personal, si se incluye información de investigaciones previas, teorías educativas o marcos de referencia en la ciencia de la salud, el relato se fortalecerá y estará mejor alineado con los estándares de una publicación académica.

La Tabla 3 es una lista no exhaustiva que explicita, a modo de ejemplo, algunas revistas que reciben este tipo de escritos. El proceso consiste en adaptar el escrito a las normas editoriales. Sin embargo, vale la pena considerar que, si son redactados de manera reflexiva y rigurosa, pueden incluso ser presentados como comunicaciones breves, o en congresos y conferencias (tales como: Congreso de la Sociedad de Medicina Interna; Congreso Nacional de la Federación Argentina de Medicina Familiar; Congreso Provincial de Salud; Congreso Argentino de Educación Médica). En general, suelen ser aceptadas aquellas propuestas que representen un real aporte en un área específica del conocimiento, buscando extraer de ella enseñanzas y principios generales, que puedan servir de inspiración para otros grupos de trabajo.



Tabla 2.Estructura recomendada para la escritura de un relato profesional: de la teoría a la práctica (basada en relato educativo, publicado en revista científica)15


Tabla 3.Algunas revistas científicas target para la difusión de relatos de experiencias de interés en salud

REFLEXIONES SOBRE LOS DESAFÍOS DEL RELATO DE EXPERIENCIA


Con una mirada reflexiva desde la práctica, se explicitan a continuación los mayores obstáculos inherentes a la construcción y al proceso de publicación de estos entregables científicos, esperando que nuestro aprendizaje sirva como guía e inspiración para profesionales en formación o con menor trayectoria en investigación, y resulte inspirador o motivador transitar por ese desafío académico.

En primer lugar, aparece la falta de familiaridad con este tipo de artículo, poco enseñado y difundido en salud. Se trata de un artículo no tradicional, que habitualmente no forma parte de los programas curriculares, ni se abordan en espacios de lectura crítica. Por ende, incursionar en este camino, para nosotras no solo implicó un cambio en la forma de escribir, sino también en la manera de interpretar este tipo de producción académica.

En segundo lugar, nos encontramos con dificultades para identificar revistas candidatas, que aceptaran este tipo de artículos (p. ej., las publicaciones biomédicas no suelen contemplarlos). Asimismo, las revistas alternativas (como las de educación o gestión) suelen exigir marcos teóricos más complejos o pedagógicos, que no siempre forman parte del bagaje profesional o de la experticia de los equipos de salud.

En tercer lugar, surgen las barreras inherentes a cualquier publicación, como el contexto socioeconómico actual para enfrentar los costos (p. ej., cargos por procesamiento de artículos -APC) y la escasa disponibilidad de revistas locales o latinoamerinacas con indexación (p. ej., que influye en la decisión del idioma para la construcción del manuscrito).

De nuestra experiencia, se desprenden tres aspectos clave:

  • ¿Cómo seleccionar la experiencia para publicar?Esta decisión requiere una mirada reflexiva y estratégica. Considerar la relevancia, el valor agregado y el valor formativo de compartir el aprendizaje generado con terceros, pares, colegas, comunidad. Es crítico el reflexionar sobre: ¿qué implicaciones tiene esta vivencia para otros? Podría tratarse de una experiencia excepcional (que se destaca por sus características de singularidad), o bien una experiencia representativa de problemáticas comunes (que ayuda a sistematizar lo que muchos viven pero pocos documentan).
  • ¿Cómo encontrar revista? Implica considerar varios criterios: buscar alternativas en bases de datos fiables (p. ej., Scielo, Redalyc, Latindex, DOAJ, PubMed, etc.) y explorar enfoque, alcance y normas de cada revista (p. ej., revisar las secciones que acepta, y ejemplos de publicaciones previas).
  • ¿Cómo organizar la colaboración entre autores? De manera colaborativa, integrando miradas diversas en reuniones periódicas de equipo, o de manera asincrónica (p. ej., mediante lectura crítica y comentarios constructivos de textos) y distribuyendo las tareas según las fortalezas de cada uno.

CONSIDERACIONES FINALES


Los relatos de experiencias vienen derivados desde las Ciencias Sociales, tienen un lugar indiscutido en la formación pedagógica y van ganando lugar dentro de las profesiones relacionadas con la salud como un escrito válido de comunicación científica.

Se caracterizan por la singularidad y la irrepetibilidad de una experiencia vivida por los autores, en un determinado tiempo y lugar.

La redacción reconstruye esta vivencia, permitiendo darle un sentido, documentarla y difundirla. Como en toda comunicación científica, es imprescindible tener en claro cuál es el objetivo de su presentación, aportar al conocimiento académico y tener en cuenta el sesgo narrativo, que parte de la subjetividad, intentando minimizarlo.

En cuanto a las consideraciones éticas, pueden ser concebidos como estudios descriptivos y retrospectivos, de riesgo mínimo, mientras se mantenga la confidencialidad de los sujetos participantes.


RECOMENDACIONES FINALES


  • Si los relatos de experiencia son una forma ampliamente aceptada de transmitir conocimientos, ¿por qué seguir dudando de su valor?
  • Animémonos al mundo de nuevas formas de escritura y lectura, explorando los relatos de experiencia como una herramienta valiosa en el ámbito de la salud, para enriquecer su comprensión y enfoque.
  • La base es la reflexión, una herramienta clave para el crecimiento y el aprendizaje continuo de cualquier profesional.